Es mitad de semana y la diosa rubia, de hermosas y grandes tetas, Savannah Bond, está sola en casa, aburrida y con ganas de una buena verga. Así que, como suele hacer, se da placer con un enorme consolador de goma. Después de unos minutos de masturbación lasciva, la interrumpen unos golpes en la puerta.
Al otro lado está Eddie Jaye, su arquitecto, a quien le gustaría entrar para discutir algunos planos de los arreglos que está realizando. Savannah con la vagina todavía mojada, lo invita a entrar. A partir de ahí, la gruesa verga negra de Eddie no tarda en deslizarse dentro y fuera de todos los agujeros de esta hermosa australiana.
