La hermosa rubia Australiana Savannah Bond aparece en escena dialogando con Roman, quien ejerce como su abogado de divorcio. Terminada la reunión y un poco afligida, la voluptuosa estrella se dirige a su automóvil y termina chocando con el carro de justamente, su abogado.
Como Savannah se encuentra en una situación económica inestable, no encuentra otra forma de cancelar la deuda sino con el pago a través de su cuerpo, para lo que Roman, no encuentra ningún reparo.
Y como hay que saber pagar las deudas, Savannah hace lo suyo y cabalga sin cansancio, la verga de su lujurioso adeudado, quien, sacando más provecho aún de la situación, le pide a la diosa que le dé su ano para penetrar y satisfacer sus necesidades, a lo que ella, ya entrada en gastos, aprovecha para su conveniencia sexual.